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Nina M.
Carrillo Corujo

Me llamo Nina M. Carrillo Corujo, fundadora de Marlyn & Nuances, y tengo una maestría en Traducción Audiovisual de la Universidad a Distancia de Madrid, en colaboración con el Instituto Superior de Estudios Lingüísticos y Traducción. Además, poseo un título en Lenguas y Literatura Extranjeras, con especialización en Estudios Hispánicos y Diversidad en la Adquisición de Segundas Lenguas, de East Carolina University, donde participé en programas internacionales. Formé parte de una investigación sobre la adquisición de segundas lenguas y el análisis de artefactos culturales, cuyos resultados fueron presentados en una conferencia internacional en Antigua, Guatemala.

Soy nieta de Luis Corujo y ahijada de Gustavo Corujo, a quien siempre llamé “padrino”. Tuve el privilegio de compartir muchos años con ambos, quienes se convirtieron en figuras fundamentales en mi vida. Ellos me dejaron enseñanzas valiosas, las cuales siguen siendo una parte esencial de mi crecimiento personal y profesional.

 

La partida de mi padrino hace seis años ha sido uno de los momentos más difíciles de mi vida. Aunque han pasado los años, aún siento su ausencia. Me enseñó el valor del amor propio y la importancia de mantener la confianza en uno mismo, lecciones que me repitió constantemente y que siguen guiando mi vida. Uno de nuestros planes más esperados era hacer un salto en paracaídas juntos para celebrar mi cumpleaños. Aunque no pudimos hacerlo, he tenido la oportunidad de saltar en su honor en tres ocasiones, manteniendo viva su esencia y las enseñanzas que me dejó.

Lo más difícil de todo no ha sido solo el duelo, sino el largo proceso legal que ha seguido. A mis 24 años, aún sigo esperando lo que me corresponde por derecho. Este tiempo de incertidumbre ha afectado profundamente mi bienestar emocional y mis relaciones familiares. La demora en resolver este proceso ha prolongado la falta de paz que tanto necesito para sanar.

A lo largo de este proceso, he encontrado consuelo en la espiritualidad y en terapias de duelo, que me han permitido avanzar, encontrar paz y dar sentido a la situación. Sin embargo, he comprendido una verdad fundamental: nadie debería enfrentar el duelo en solitario.

Es por eso que, junto a Lissette Corujo y Leslie Ann Hernández, decidimos crear esta fundación. Nuestra misión es ofrecer información, orientación y apoyo a quienes atraviesan procesos sucesorios complicados, para que el dolor de una pérdida no se vea multiplicado por la incertidumbre ni la falta de acompañamiento. Perder a un ser querido es, sin duda, una de las pruebas más difíciles de la vida. Nadie debería perder, además, su paz, sus relaciones familiares o su estabilidad emocional debido a un proceso que, por derecho, debe ser transparente y accesible.

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